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Cuba acepta ayuda humanitaria de EE UU para damnificados del huracán ‘Ian’, pero exige el fin del embargo económico

El Gobierno cubano, en otro gesto poco habitual, agradeció públicamente la ayuda norteamericana y aceptó que esta se canalice a través de organizaciones independientes como la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Las siempre difíciles relaciones Cuba-EEUU, que desde hace seis décadas marcan la agenda internacional y nacional cubana, vuelven a ser de actualidad por motivos inéditos y contradictorios. Tras una inusual iniciativa cubana, la Administración de Joe Biden anunció el martes que destinará dos millones de dólares en ayuda humanitaria para apoyar a las víctimas del huracán Ian, que a su paso por la isla devastó Pinar del Río y las provincias más occidentales de la isla, afectando más de 100.000 viviendas y provocando pérdidas millonarias en la agricultura todavía, decenas de miles de personas siguen sin servicio eléctrico en algunas localidades pinareñas tres semanas después.

Llama la atención que los fondos son asignados por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), institución que concentra la mayor parte de la colaboración internacional norteamericana y a la que Cuba ha acusado en diversas ocasiones de brindar financiamiento a grupos y organizaciones del exilio que, “bajo la excusa de promover la democracia” en la isla, buscan “subvertir el orden” y aspiran a promover un “cambio de régimen” en Cuba.

Como antecedente de la ayuda anunciada ahora, tras el devastador incendio de unos depósitos de almacenamiento de combustible en la base de supertanqueros del puerto de Matanzas, en agosto pasado, Washington colaboró con asesoría técnica y enviando uniformes para bomberos, según confirmó el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, un “gesto” que también agradeció.

El Gobierno cubano, aunque ha aceptado ambos ofrecimientos, argumenta que si Estados Unidos quiere ayudar verdaderamente a los habitantes de la isla debe poner fin sin condiciones al embargo económico y financiero que dura ya 60 años, y que considera el principal causante de sus males.

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