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‘El día que le di la mano a Maradona’, la anécdota de un monteriano que conoció al Pelusa

Había ganado el Mundial de México 86’, ese que lo inmortalizó en vida, había jugado en Europa y había regresado a su Argentina con el Boca Juniors, ya era el Diego Maradona histórico, con ese desparpajo en la cancha y fuera de ella que le caracterizó hasta el último día de su vida (1960 – 2020) y, sin embargo, seguía siendo humilde y cordial con el resto de “mortales” que le saludaban o se le acercaban para tener un recuerdo suyo.

En ese lapso de su vida, año 1.996, el monteriano William Puche estaba en Argentina realizando sus estudios de traumatología y, además, haciendo un curso de director técnico porque “si estás en Argentina debes saber de fútbol”.

Como cosas del destino, Puche fue invitado por Hernán Darío Herrera, exjugador de Nacional y actual entrenador, a un entrenamiento del Boca en el que podrían ver “de lejos” a Maradona.

La suerte le permitió a este monteriano tener un acercamiento en primera fila con el Diego, hasta hablaron de Montería: “Maradona, nos podemos tomar una foto” y el ídolo del fútbol mundial, sin dudarlo, se la concedió. William aún hoy conserva ese retrato que, con la pronta partida del “D10S” ha tomado más valor.

“Uno se ve pequeño al lado de una estrella como él. Cuando lo vi, lo saludé y le dije “hola Diego, nos podemos tomar una foto” y en seguida me dijo “claro que sí, no hay problema” (…) Nos tomamos la foto y caminamos unos 400 metros y Diego me pregunta de qué parte de Colombia era, no dije de Barranquilla o Cartagena, dije que era de Montería, Córdoba en la Costa Atlántica”, contó Puche.

Recuerda que Diego mencionó no conocer la ciudad y por la cabeza de William no pasó que nueve años después, en 2005, Maradona tuviera una estancia corta pero registrada en Montería.

Esos momentos marcaron la vida del traumatólogo y deportólogo monteriano que, tras regresar de Argentina donde vivió 7 años, empezó a seguir más de cerca la vida de aquel jovencito nacido en una zona vulnerable de Lanús quien a los 9 años empezó a jugar al fútbol sin dimensionar todo lo que haría y consiguió con el balón, porque, a pesar de las subidas y bajadas en la vida personal de Maradona, “la pelota no se mancha”.

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