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Ayapelenses, revictimizados por el Cauca y abandonados por el Estado

Si alguien puede hablar de haber sido revictimizados, son los miles de personas damnificadas en el municipio de Ayapel por el desbordamiento del río Cauca.

Hace ocho meses fueron víctimas de inundaciones, pérdidas de cultivos, áreas de siembra, animales y sus casas por el rompimiento del jarillón conocido como ‘Care Gato’ en San Jacinto Bolívar.

Desde allí el chorro de agua cubrió en un abrir y cerrar de ojos la despensa agrícola más importante de la depresión momposina y de gran valía para la producción nacional de arroz, la ganadería y otros productos alimenticios.

Pese a que no estaba cerrado totalmente el boquete, las familias empezaron a regresar lenta y silenciosamente a sus viviendas rurales. Querían amparar lo poco que quedó y tratar de resurgir en lo que saben hacer, trabajar la tierra.

Con lo que no contaban era con la debilidad estatal y el contratista del Gobierno Nacional que no pudo en esos largos meses con el cierre total del boquete. Cuando estaban a escasos 20 metros de sellarlo totalmente, no dragaron áreas adyacentes advertidas por los campesinos, y la corriente se ensañó nuevamente con ‘Care Gato’ y la inversión de 20 mil millones de pesos se la tragó literalmente.

Aquellos que regresaron, están saliendo nuevamente en calidad de damnificados, desplazados y revictimizados por el Cauca, pero al tiempo, abandonados por el Gobierno Nacional que se quedó en promesas, ayudas efímeras, y abandonó a su suerte al gobierno municipal de Ayapel, quizá porque su alcalde, Isidro Vergara, ha sido el único en cuestionar y poner en evidencia las falencias de la obra de contención y que desafortunadamente el tiempo y la emergencia le dieron la razón.

Pero en un país poralizado por lo político, donde todo lo miran con ambición electoral, y que quien se atreva a hacer quedar mal al gobernante de turno será perseguido y corre el riesgo de no ser apoyado por ‘papá Estado’, al alcalde de Ayapel le han pasado cuenta de cobro.

En medio de sus limitaciones presupuestales y respaldado por la Gobernación de Córdoba, y otros organismos internacionales como el Programa Mundial de Alimentos, se ha logrado atender mínimamente a los revictimizados por las inundaciones en Ayapel.
Los campesinos de la región reconocen que recuperar el área de siembra será una tarea de larga duración, los ganaderos siguen perdiendo sus animales y desplazándose junto a ellos, algunos mal vendiéndolos y luego de largas travesías en el agua, los que se logran salvar, deben hacer una expedición por carretera buscando tierra seca y donde se puedan alimentar.

Mientras ello ocurre, la Unidad Nacional de Riesgos, ensaya otra metodología de intervención del boquete que inunda la subregión, clara demostración de improvisación, mientras la gente que dicen representar sucumbe en la desesperación, olvido, impotencia y pobreza. Son ellos los revictimizados por el Cauca y abandonados por el Estado.

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