Opinión

Pasiones deportivas se contagiaron de coronavirus

¡Sácalo!, ¡pónchalo!, ¡vamos, vamos!, ¡sí se puede!, ¡pégale!, ¡corre!, ¡goool!, ¡ese es mi hijo!, esas y otras decenas de expresiones emotivas que se escuchan en los escenarios de fútbol, béisbol, sóftbol y patinaje de Montería, Córdoba, hasta en una calle de barrio, se hacen extrañar por estos días luego que el coronavirus también contagiara las pasiones deportivas.

Aunque en esta cuarentena he visto que varias academias deportivas, por ejemplo, han promovido el entrenamiento de manera virtual para que los jóvenes deportistas practiquen en casa y así no pierdan el ritmo con el que se venía jugando durante los primeros meses del año 2020, pero eso no ha sido suficiente para que se vuelva a respirar fervor deportivo.

Los amantes a los deportes convirtieron los fines de semanas en días sagrados para disfrutar de los partidos de fútbol, béisbol, sóftbol, tenis, baloncesto, entre otras disciplinas, pero ahora solo toca conformarse con ver los juegos en diferidos por la Tv o internet; lo que no es nada apasionante.

Otras de las facetas obligadas en las que he visto caer a los aficionados es que, en redes sociales, recuerdan a sus ídolos de equipos, colocando fotos y entonando cantos que normalmente hacen las barras en los estadios, en aquellos días en los que convivimos sin esta pandemia, y los cuales permanecen latentes en sus memorias.

Lo cierto de este duro momento que vive el mundo del deporte es que las pasiones contagiadas están a la espera de una urgente cura, para salir de la monotonía que ya tiene a muchos sin saber qué hacer. Así como para volver a darle latido a los corazones de todos los aficionados que esperan con ansías disfrutar de nuevo de sus deportes favoritos y gritar con euforia sin un tapabocas y sin nada ni nadie que se los impida.

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